Los ojos lloran constantemente para mantenerse lubricados por las lágrimas que se conocen como básicas. También existen las que son reflejo o de defensa, que son las que se producen cuando algo nos lastima o cuando partimos una cebolla. Y por último están las emocionales. Cuando un sentimiento nos afecta, el cerebro estimula el nervio craneal y este activa las glándulas lacrimales. Cuando se llora de dolor o tristeza, las lágrimas que se producen están compuestas de manganeso y prolactina, y al liberar el cuerpo de estos químicos se experimenta una sensación de bienestar.