Los nabos de Gustavo
En un lugar del altiplano de Guatemala, vivía un niño llamdo Gustavo, a él le encantaba comer nabos, se los comía con limon y sal, en el caldo o como se los sirvieran.
Gustavo sembró nabos en el terreno de su abuelo y todos los días llegaba a observar su crecimiento. Los rayos del sol y las gotas de lluvia ayudaron a que los nabos crecieran de forma espectacular.
Gustavo quería inventar una receta para que la gente sintiera el delicioso sabor de los nabos. Así llegó a la cocina de la abuela, observó que había cebolla frita y decidió mezclarla con los nabos y unas papas que cosechó. Los echó en el caldo de pollo de la cena y espero unos minutos.
El olor atrajo la atención de la abuela, quien al observar su olla se sorperndió. Decidió probar el contenido y ¡oh sorpresa! El resultado era una sopa exquisita, sólo le añadió perejil y listo.
A la hora de la cena, toda la familia pidió otro plato de sopa de nabo, porque era la sopa de nabo más delicosa que jamas habían probado.
Ahora, Gustavo sigue cuidando con gran dedicación los nabos del huerto.
Raúl Benjamín Reyes Chuc
Adaptación 194 palabras