¡La sangre no es solo roja!
Si te preguntan cuál es el color de la sangre seguramente contestarás que ¡rojo! Y es que si te haces una cortada en un dedo o te raspas la rodilla por una caída, la sangre que sale de la herida es de este color y siempre será así. Pero si viertes sangre en un frasco y la dejas reposar un tiempo, verás que no todo es rojo en la sangre: el líquido se separará en diferentes partes y, unas son rojas, otras amarillas y algunas blancas o incoloras.
Glóbulos rojos: son los únicos componentes rojos de la sangre. Pero al ser casi la mitad de toda la masa sanguínea son los que le dan el color predominante. Los glóbulos rojos transportan el oxígeno desde los pulmones hacia otros órganos y luego llevan el dióxido de carbono desde las células corporales hacia los pulmones. Tener un bajo nivel de glóbulos rojos causa un estado de debilidad llamado anemia.
Glóbulos blancos: en un litro de sangre hay aproximadamente 15 gotas de glóbulos blancos, es decir, muy pocos. Pero son muy importantes porque luchan contra las enfermedades. Los glóbulos blancos, también llamados leucocitos, reconocen a bacterias y virus peligrosos, los atacan y los destruyen.
Plaquetas: en un litro de sangre se encuentran aproximadamente 25 gotas de plaquetas y son las que se ocupan de frenar la salida de sangre en una herida. Se colocan en los bordes y hacen que la sangre coagule. Las plaquetas son incoloras.
Plasma sanguíneo: es la parte líquida dentro de la que flotan los glóbulos y las plaquetas. Es una sustancia amarillenta.
¡Increíble! Seguro no te imaginabas que la sangre también podía tener otros colores.
Fuente e infografía: DPA