Evaluación para el aprendizaje
Evaluación para el aprendizaje:
Evaluación formativa
«Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida» Pitágoras (570-495 a. C.), filosofo y matemático griego.
La función más importante de la escuela es la formación de los estudiantes, la cual va más allá de una simple instrucción y transmisión de conocimientos. La escuela debe ser el ente que provea las oportunidades de aprendizaje que permitan el desarrollo de un pensamiento reflexivo, crítico e independiente, no solamente una transmisión de contenido que posiblemente sea fácilmente olvidado.
Una de estas oportunidades de aprendizaje debe ser la evaluación formativa, la cual implica un cambio en la cultura de evaluación a la que actualmente están acostumbrados los docentes, los estudiantes e incluso las instituciones educativas. este cambio de cultura implica terminar con dos ideas:
1. Que la evaluación es una actividad aislada y exclusiva para un momento determinado. En cambio se le debe considerar como parte del proceso de enseñanza y debe permanecer durante el mismo para tomar decisiones oportunas que beneficien el aprendizaje de los estudiantes.
2. Que el profesor es el único y principal actor del proceso de evaluación. Es necesario transformar el papel tradicional de carácter pasivo de los estudiantes, debe cambiar a un enfoque en el que son actores participativos en su proceso de evaluación y que reciben información revelante para mejorar su aprendizaje.
Este cambio de paradigmas precisa que el docente diseñe, planifique y desarrolle tareas de evaluación en las que el estudiante juegue un papel central y que posibiliten la construcción del conocimiento incluyendo estrategias acompañadas siempre de una continua interacción entre ambos. Esto permitirá retroalimentación en las dos vías con el fin de mejorar el desempeño del estudiante y las prácticas docentes que posiblemente no estén funcionando.
La evaluación formativa debe establecerse como imprescindible en todo proceso educativo porque permite obtener información relevante para luego determinar ajustes y adaptar la acción pedagógica a los problemas identificados (en la evaluación diagnostica) con el fin de mejorar tanto la enseñanza como el aprendizaje.
La evaluación formativa tiene la función de orientar, corregir y adoptar las medidas necesarias que optimicen la formación de los estudiantes, encontrando las mejores alternativas de acción.
«Lo que se desea es convertir la evaluación es un instrumento para llevar a todos a adquirir el saber y apropiarse de él de un modo reflexivo, y no eliminar a los que, después de la salida, no consiguen adquirirlo debido a factores presentes en la propia escuela», Alvarez, J, 2001.
Este tipo de evaluación debe estar presente durante todo proceso educativo para verificar, apreciar y registrar la actuación general del alumno en función de los objetivos, con la finalidad de reorientar y mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje en cualquier momento.
Algunas estrategias que se puedan utilizar son:
· Pruebas objetivas
· Dinámicas para conocer el dominio de conocimiento como: diarios, entrevistas, cuestionarios, escalas de valoración, portafolios y proyectos
· Problemas o situaciones a resolver relacionadas al contenido
Todas ellas van acompañadas de un proceso de retroalimentación y acompañamiento por parte del docente.
Colaboración: M. A. Jennifer Jhonson y M.A. Bianca Argueta del Centro de Investigaciones Educativas, Universidad del Valle de Guatemala.