¿Mero… qué? ¿No has escuchado esta palabra? Generalmente se usa para referirse a las personas que hablan mucho y sin interrupción. Según los diccionarios, es un vendedor ambulante que trabaja en las plazas públicas y con su discurso trata de vender algún elixir o ungüento milagroso.
Pero ¿por qué se les llama merolicos? Se debe a un médico que llegó a México más o menos en el año 1864. Se llamaba Rafael Meraulyock y aprovechó es aspecto físico de su espesa que tenía barba, larga melena y ojos saltones, para convencer a todos de su poder para curar todo tipo de males, con un milagroso medicamento llamado “tónico de San Jacobo”.
Debido a la dificultad para pronunciar su apellido, el habla popular no se complicó la vida y así, el doctor Meraulyock pasó a ser el “doctor Merolico”. De ahí quedó que, merolico, se usara para identificar a toda persona que habla mucho aunque lo que diga no sea verdad.
La palabra puede utilizarse como sinónimo de charlatán, hablador y curandero callejero. Y según el país se les puede llamar de diferente forma, por ejemplo: culebreros en Colombia, el Ciarlatano en Italia y los buhoneros en Venezuela.