Leyendas de Argentina
Las leyendas argentinas mezclan elementos históricos, culturales y fantásticos. Léelas y compártelas.
Intermedio
AÑOSLas leyendas son gran parte de la historia y cultura de toda latinoamérica, incluida la historia de Argentina. Muchas de estas leyendas son similares y algunas incluso tienen el mismo nombre. Aunque, siempre existen variantes de un país al otro.
Te invitamos a leer estas cinco leyendas argentinas y a descubrir otras leyendas de América.
Leyendas de Argentina
La flor del Ceibo
Esta leyenda de Argentina cuenta la historia del origen del que ahora se conoce como árbol nacional de este país.
Cuenta la historia que hace muchos años vivía una joven indígena llamada Anahí en los bosques del noreste argentino.
Esta niña no era muy bella físicamente. Sin embargo, poseía una voz tan bella y dulce que hacía que todos los que la escucharan cantar se enamoraran de su voz.
Anahí creció entre los bosques y prados y cantaba a gusto todo el día. Incluso algunos decían que cantaba como un pájaro. Ella era feliz caminando libremente.
Sin embargo, la felicidad duró poco. Esto debido a que un día llegaron invasores y comenzaron a luchar contra los guerreros de la tribu de Anahí. Estos invasores querían tierra y riquezas y mataban a quien se encontraran en el camino.
Anahí, a pesar de ser una niña, apoyó a los guerreros de su tribu y se unió a la lucha. Luchó muy bien hasta que un día la secuestraron dos soldados.
Anahí era la prisionera de estos invasores pero ella era tan ágil que por la noche logró escaparse. Lastimosamente, se topó con uno de los soldados que la habían capturado y en su intento de huir lo mató. Debido a la lucha entre Anahí y el soldado los demás se despertaron y comenzaron a perseguirla.
Anahí huyó al bosque, aunque al poco tiempo la capturaron nuevamente. Los invasores decidieron entonces matarla por haber matado a uno de los suyos. Estos soldados ataron a la niña a un árbol y se decidieron a quemarla. Ella intentó zafarse e incluso cantar pero ni eso evitó su destino trágico. Anahí murió envuelta en llamas y cantó hasta el amanecer.
A la mañana siguiente, los soldados encontraron que el árbol donde Anahí había muerto se había convertido en un árbol con unas bellas flores rojas del mismo tono que las llamas de la noche anterior. A esa hermosa flor le pusieron flor del ceibo, y desde ese entonces; esta flor representa a la niña guerrera de bella voz.
La Umita
Esta es una de las leyendas de Argentina que más se cuentan en el noroeste argentino. Cuenta esta historia que flotando cerca del piso en caminos solitarios o ranchos abandonados aparece una cabeza humana sin cuerpo.
En el idioma quechua “umita” quiere decir cabecita. Esta cabeza flotante tiene una cabellera bastante larga y desordenada, tiene unos ojos muy grandes, y dientes salientes que le dan un aspecto muy terrorífico. La Umita se traslada mientras emite un llanto que refleja mucha lástima; aunque hay algunos que dicen que este llanto parece el sonido de los patos.
Ella busca viajeros a quienes contar su queja y pedir ayuda con oraciones; aunque la mayoría salen espantados.
Cuenta la leyenda que quienes logran vencer el miedo de verla y pelean con ella durante toda la noche logran verla transformarse en un toro o ternero cuando llega la mañana. La Umita cuenta entonces al vencedor su historia y lamentos; aunque, para que no cuenten nada los hombres quedan mudos al instante.
Cuando esto sucede; la Umita se vuelve amiga de esta persona que ahora guarda su secreto y lo acompaña en su camino. De esta forma, la Umita se vuelve su guia y lo protege de malos espíritus y peligros del camino.
El palo borracho
Esta es una de las leyendas de Argentina que involucran historias de las tribus nativas . Esta leyenda dice que en la selva vivía una joven muy bella a la que todos querían como esposa.
A pesar de los muchos pretendientes, ella parecía no prestar atención a más que uno. Un gran guerrero del pueblo del que se enamoró profundamente. El guerrero también la amaba pero pronto tuvo que partir a la guerra; no sin antes prometerse amor eterno.
La joven lo esperó y esperó, pero su guerrero nunca regresó de la batalla; había muerto en lucha. Ella no aguantó el dolor y tristeza de haber perdido a su amor y decidió internarse en la selva y morir en paz.
Varios guerreros del pueblo la encontraron tirada entre unos árboles; pero, al querer levantarla vieron que de sus brazos brotaban ramas.
De igual forma su cabeza comenzaba a doblarse hacia el tronco y de sus dedos florecían las flores blancas más bellas que habían visto en su vida.
Los guerreros regresaron rápidamente a la aldea muertos del miedo. Sin embargo, unos días después decidieron ir a buscarla junto a otros cazadores.
Cuenta la leyenda que cuando intentaron buscarla ya no la encontraron y en su lugar se encontraba un árbol con flores rosadas ya no blancas. Se dice que al inicio las flores eran blancas por las lágrimas de la joven pero que luego se volvieron rosadas por la sangre derramada de su amado.
La ciudad desaparecida de Esteco
Esta es una de las leyendas de Argentina que causan más curiosidad, en especial en el área de Salta.
Cuentan algunos que hace mucho tiempo existía una ciudad muy bella llamada Nuestra Señora de Talavera de Esteco, pero que esta desapareció de un día al otro y que la zona está maldita.
Algunos dicen que esta ciudad fue fundada en 1609 y que quedaba en camino de la ruta de metales preciosos. Debido a esto, la ciudad prontamente se llenó de demasiadas riquezas y sus pobladores comenzaron a ser codiciosos y soberbios.
Estas condiciones de lujo comenzaron a envenenar a la población y cambiar su forma de actuar; los pobladores comenzaron a ignorar a los pobres y a abusar de los indígenas. La ciudad tenía cada vez más importancia política, religiosa y comercial y la avaricia y vanidad comenzaron a preocupar a los curas y obispos; que incluso acusaron al pueblo de tener pactos con el diablo.
La leyenda dice que en la mañana del 13 de septiembre de 1692, esta magnífica ciudad simplemente desapareció. Algunos dicen que fue a causa de terremotos, otros dicen que fue por fuego; aunque la creencia es que fue castigo. Supuestamente, pocos días antes del 13, un anciano avisaba en las calles que las personas debían cambiar o todos sufrirían. La mayor parte de personas lo ignoraron y la única que lo ayudó fue una mujer muy pobre que tenía un bebe recién nacido.
El anciano advirtió a la mujer de lo que sucedería el 13 y le dijo que esa madrugada huyera del pueblo y no volteara sin importar lo que escuchara. La mujer hizo eso y comenzó a huir camino a Salta pero al escuchar los gritos aterrados de los pobladores volteó y en ese instante se convirtieron ella y su hijo en piedra.
Dice también esta leyenda que cada año la mujer da un paso más hacia Salta, y que el día que ella llegue a su destino será el día del fin del mundo.
La leyenda del Crespín
La última de esta serie de leyendas de Argentina que te contaremos hoy es una de las más conocidas; en especial en el norte del país.
Dice esta leyenda que hace bastante tiempo existía un matrimonio un poco disparejo de campesinos. El señor era un hombre muy trabajador y paciente que se dedicaba a cultivar la tierra para poder vivir; mientras que la esposa era una señora perezosa, despreocupada y con gran amor por el baile.
Uno de los años esta pareja tuvo más cosecha que nunca y el señor se dedicó a trabajar la tierra más duro que nunca. Crespín, que era el esposo, pasó muchas horas bajo el sol de verano, muchas más horas de las que podía resistir porque ese día trabajó solo ya que su mujer deseaba bailar.
Debido a esto, Crespín terminó enfermando y le pidió a su esposa que fuera a un pueblo cercano por medicinas y que regresara lo más pronto posible para poder curarse y regresar a trabajar.
Su mujer hizo esto y fue el pueblo más cercano; aunque, en el camino se encontró una fiesta en uno de los ranchos y decidió descansar. La mujer comenzó a bailar y cantar olvidando por completo la enfermedad de su esposo. Pronto la llegaron a llamar algunos vecinos ya que su esposo había enfermado más y deseaba que ella llegara. Sin embargo; ella decidió que la vida era muy corta para divertirse y muy larga para sufrir y no hizo caso a los diversos llamados de ese ni de los siguientes días.
Finalmente el esposo murió, y aunque igual llegaron a hablarle, ella no le prestó importancia y siguió bailando muy feliz. Los vecinos de Crespín decidieron velarlo y enterrarlo por su lado.
La mujer, luego de terminar la fiesta y varios días después de la muerte de su esposo, regresó a su hogar. Al encontrar su casa vacía se sintió muy sola y comenzó a llorar y sufrir por varios días llamando a su esposo por los campos.
Dice la leyenda que, loca por el dolor, le pidió a Dios alas para continuar con su búsqueda y así, esta mujer egoísta que no auxilió a su esposo se convirtió en el ave conocida como Crespín.