Yo canto de la patria, de santo amor henchido,

su honor y su riqueza, su gloria y su poder,

y ardiendo en entusiasmo doquiera yo le pido

que dé a sus buenos hijos el lauro del saber.

¡Oh! canto, sí, a la patria que con delirio se ama,

y anhelo yo para ella risueño porvenir,

su ciencia y su grandeza, los ecos de la fama,

del mundo hasta sus ámbitos habrá de repetir.

Aquí desde la arena que besa la laguna

saludaré a la patria, y cantaré en su loor;

y pediré para ella saber, gloria, fortuna,

mientras que vida aliente su mísero cantor…

La patria no es el suelo estrecho y miserable

que miran nuestros ojos al tiempo de nacer.

¡Ay! Eso es el localismo ruin y detestable

que debe aniquilarse, destruirse por doquier.

La patria son los pueblos que viven como hermanos,

que son de un mismo origen, formando una nación

y que hacen mil esfuerzos, valientes, sobrehumanos

por conquistar la cúspide de sabia ilustración….

Dichosos de nosotros si en pos del adelanto

con puro patriotismo nos guiamos por el bien,

luciendo nuestra patria con bien hechos encanto

la aureola de los libres en la fulgente sien.

Dichosa Guatemala, la bella entre las bellas,

que tiene de alta bóveda un cielo de zafir,

sus flores y sus brisas, su sol y sus estrellas

recuerdos mil imprimen y el pecho hacen latir…

Aquí desde la arena que besa la laguna

saludaré a la patria y cantaré en su loor;

y pediré para ella, saber, gloria, fortuna,

mientras que vida aliente, su mísero cantor.

Autor: Rafael Goyena Peralta