Durante la segunda mitad del siglo XVlll en Europa, principalmente en Rusia, Austria, Prusia, España y Francia se definió un modelo político que buscaba mezclar los principios de lo conocido como Antiguo Régimen, que se basaba en la monarquía absoluta, y las ideas de la razón como motor de las sociedades surgidas en la Ilustración.

Este modelo manejaba un sistema político basado en un monarca que tenía la soberanía absoluta e indivisible de los poderes del Estado, eliminando constituciones y con gracias otorgadas por los soberanos únicamente; aunque también incluía características propias de la Ilustración que no convenían con las características definidas en un estado de monarquía. A pesar de estas ideas definidas e impuestas, también se dieron reformas delimitadas por los filósofos de la ilustración, se aceptó que la razón humana servía como elemento clave para lograr un desarrollo social, cultural y económico óptimo y que esta era la base de la toma de decisiones. Se definió la idea de que existía cierto contrato social o compromiso a complirse tanto por parte del soberano como del pueblo.

Durante el periodo económico en que se dió este modelo político (que no incluía alteración del orden sociopolítico más que reformas tranquilas que venían de lo más alto de la sociedad buscando desarrollo social, económico y cultural) muchos países de Europa vivían cierto nivel de recesión económica que propiciaba los conflictos sociales que ayudaba al surgimiento de insurrecciones y revueltas violentas.

Debido a esos ambientes de conflicto y pobreza, algunos monarcas decidieron implementar reformas que tenían como fin mejorar el nivel de vida del pueblo o Tercer Estado definiendo medidas para desarrollar la agricultura, comercio e industria buscando modernizar el punto de vista económico y de finanzas.

Este sistema tuvo como principales personajes al Rey Carlos lll de España y José l de Portugal junto con José ll de Austria, Federico ll de Prusia y Catalina ll de Rusia.

Una de las principales ideas surgidas es la de la libertad de comercio con la tendencia al librecambismo. Se dió una corriente conocida como fisiocracia que determinaba que las leyes humanas y las económicas debían encontrarse en armonía con las leyes de la naturaleza. Determinaba que la agricultura es la base para una economía fuerte y que la naturaleza permitía que el producto obtenido superara los insumos invertidos.

Para lograr este funcionamiento económico se buscaba cancelar cualquier intervención en los procesos de producción y distribución por parte del estado o de controles de monopolios o impuestos. Buscaban desarrollar estrategias macroeconómicas para generar un orden coherente en todos los ámbitos de la sociedad implicando que el desarrollo económico y social se encuentran altamente unidos.

Finalmente, se puede decir que las razones planteadas con la fisiocracia y el despotismo ilustrado de una fe firme en la razón humana y de un progreso imparable ya no daría vuelta atrás buscando cada vez mejores sociedades.

Se considera que este sistema finalizó con el surgimiento de la Monarquía Parlamentaria en Inglaterra y las Revoluciones Burguesas en el resto de Europa que impusieron de forma violenta un orden absolutista ejecutando a los monarcas y proclamando los derechos universales del hombre.