El territorio salvadoreño sufrió una muy fuerte guerra civil donde las desapariciones y masacres fueron situaciones diarias por más de 12 años, dejando más de 80 mil muertos, 7 mil desaparecidos y a cientos de miles desplazados de sus hogares.

El territorio salvadoreño venía sufriendo a causa de represiones militares desde 1931, situación que causaba gran desigualdad social por una mala repartición de las tierras, que llevaron eventualmente a diversos levantamientos campesinos e indígenas que terminaron en tragedias, mayor exclusión social, alto número de desempleo y un empeoramiento en las condiciones de vida.

 Este tiempo de autoritarismo militar vio el inicio de su fin el 15 de octubre de 1979 con el Golpe de Estado encabezado por los coroneles Jaime Abdul Gutiérrez y Adolfo Majano, que quitaron al General Carlos Humberto Romero del poder y establecieron decretos respecto a la propiedad privada. El pesar del pueblo llevó al inicio de la guerra civil entre el Gobierno de El Salvador, y la FMLN (alianza político militar de izquierda compuesta de 4 organizaciones más pequeñas el 10 de octubre de 1980), desatando una ola más grande de violencia por intentar reprimir a la oposición, que llevó a la muerte del Arzobispo Oscar Romero, fiel defensor de los campesinos en 1980.

El conflicto continuó sembrando un terror generalizado en la población con la creación de los “escuadrones de la muerte” con apoyo del ejército,  la policía y empresarios; y con el abastecimiento constante de armas de la guerrilla con apoyo de Cuba y de Nicaragua.

Foto: Archivo

Finalmente, las partes iniciaron un proceso de negociaciones para solucionar el conflicto en diversas reuniones en otros países, aunque fue hasta la intervención de la ONU cuando estas negociaciones llegaron a un punto medio definiendo la reducción del ejército y la desmovilización del FMLV y se pudo firmar un acuerdo de paz el 16 de enero de 1992 en México.