El caso de Chile y el Golpe de Estado que involucró directamente órdenes del presidente Nixon de los Estados Unidos para que la CIA interviniera de forma encubierta en la política del país, es uno de los más conocidos en Latinoamérica y uno de los más recientes de la historia chilena.

Salvador Allende, elegido de forma democrática en 1970, buscaba dar una reforma a la crisis económica vivida en su país e imponer un gobierno socialista libre, que proponía una reforma agraria, la expropiación del cobre, de la gran minería y de las telecomunicaciones de grandes empresas norteamericanas, buscaba volver estatal al sistema financiero y los seguros, ampliar el comercio y los sectores estratégicos de la energía eléctrica, el transporte ferroviario, aéreo y marítimo.

La victoria de Allende no agradó a los estadounidenses por las reformas que buscaba este con su gobierno y porque no podían permitir fuerzas comunistas presentes tan cerca de su territorio. Debido a esto, la operación encubierta de la CIA, FUBELT, para sacar a Allende del poder y evitar que este tomara posesión planteaba un Golpe de Estado y el establecimiento de un gobierno fácil de controlar.

Allende asume la presidencia en de noviembre de 1970 e inicia sus reformas, y como consecuencia, Estados Unidos bloquea las exportaciones de maquinarias y repuestos, causando que para finales de 1972 iniciaran protestas de la clase media por el efecto que estaba teniendo la recesión económica.

En junio de 1973 se da el primer intento de Golpe de Estado, causando que el General comandante del ejército renunciara y se establezca a Augusto Pinochet en su cargo. Después de 3 años de buscar poner altos a Allende, el 11 de septiembre, estalla el verdadero atentado que buscaba la renuncia del presidente con tanques y bombas atacando el Palacio de la Moneda en Santiago de Chile.

El Golpe de Estado logra su cometido, sacar a Allende de la presidencia, pero este se suicida antes de entregarse y renunciar a su lucha por el pueblo,  quedando al mando del país Pinochet, quien sumiría al país en un periodo de 17 años de dictadura.

Este nuevo gobierno integrado por los comandantes en jefe, justificó los hechos como un intento de “salvar la democracia” de órdenes socialistas, impidiendo de forma inmediata toda manifestación social y sindical, imponiendo un toque de queda y forzando al exilio a miles de chilenos. Este periodo de represión militar censuró la comunicación libre, impuso una educación autoritaria y el acatamiento y sumisión a la orden militar por parte de una policía secreta conocida como DINA encargada de identificar, detener y eliminar a cualquier ciudadano que representara un peligro para el nuevo gobierno.

El gobierno de Pinochet estableció un terrorismo de estado que causó el aumento de desigualdades sociales y económicas, estableció un nuevo código de trabajo y privatizó la salud y educación.

Esta dictadura, para la década de los 80, fue responsable de asesinar a 15,000 personas, detener y desaparecer a 2,200, exiliar a 164,000 y mantener a más de 150,000 presos, lo que comenzó a cambiar la percepción social de la dictadura e iniciar un movimiento de conciencia opositora para sacar a Pinochet del poder; hasta que el 5 de octubre en 1989 el gobierno reconoce su derrota iniciando procesos electorales y una transición hacia la democracia, aunque los crímenes cometidos por las fuerzas armadas durante la dictadura quedarían sin ser juzgadas y Augusto Pinochet sería comandante en Jefe del ejército hasta 1998 y luego Senador vitalicio hasta su muerte.