Satélites naturales y artificiales
Los satélites son cuerpos que giran alrededor de otro astro, muy comunes alrededor de planetas. Existen dos tipos principales, los naturales y los artificiales.
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En el universo existen cuerpos que giran alrededor de otro astro (generalmente alrededor de planetas) y sus trayectorias no pueden ser modificadas de forma natural. Los “satélites” son estos objetos que giran alrededor de otros, y pueden clasificarse como naturales o artificiales.
Un satélite puede ser una luna, un planeta o un tipo de maquinaria que circula alrededor de un planeta o de una estrella. Los satélites naturales son sólidos generalmente de gran tamaño de diversos materiales como rocas, metales y hielo.
¿Todos los planetas tienen satélites?
Diversos planetas del sistema solar tienen objetos que giran a su alrededor llamados satélites naturales que se mantienen cercanos al planeta gracias a la gravedad; excepto en Mercurio y Venus.
Según astrónomos, existen diversas teorías sobre el origen de estos satélites naturales comúnmente llamados lunas. La teoría más aceptada es la que sugiere que se formaron al mismo tiempo que los planetas pero no se adhirieron a estos.
En el caso del planeta tierra, este solo tiene un satélite natural; comúnmente llamado “la Luna”. Por otro lado, a los satélites naturales o lunas de los planetas no los llamamos “luna” sino que tienen nombres específicos. En su mayoría, a los satélites de otros planetas se les asignan nombres de la mitología griega, romana o personajes de obras literarias.
Satélites artificiales
También existen satélites artificiales o fabricados por el ser humano que sirven como vehículos de las organizaciones científicas o de comunicación.
Estos cumplen distintas funciones alrededor de la órbita terrestre o de otros astros como:
- Recolección
- Exploración
- Transmisión
- Meteorológicas
- Navegación
- Supervisión
Los diferentes satélites se envían al espacio en unos cohetes conocidos como “lanzadores”. Estos satélites no pueden funcionar sin energía; por lo que usan generadores nucleares o paneles solares para mantenerse activos.
También están equipados con radiorreceptores, cámaras, circuitos electrónicos y radares de la más alta tecnología. Cada satélite orbita la tierra a diferentes alturas, velocidades y en caminos distintos; aunque los dos tipos de órbitas más comunes son la “geoestacionaria” y la “polar”.
El primer satélite artificial lanzado al espacio fue enviado por la Unión Soviética en 1957 y fue llamado Sputnik 1. A pesar de esto, actualmente hay más de 3,500 satélites funcionales en órbita.